El Inicio De La Reconquista, Covadonga año 722
La invasión musulmana de la Península Ibérica en 711, fue propiciada en buena medida por las disputas intestinas entre la élite gobernante goda, veamos grosso modo lo que ocurrió.
Witiza |
Don Rodrigo |
La Batalla de Guadalete en 711, fue la puesta en escena de la traición que Agila II y los suyos perpetraron al simular una coalición con los de Don Rodrigo frente el moro invasor.
Una vez en el campo de batalla, las huestes de Agila II, partieron en retirada dejando a Don Rodrigo y los suyos en inferioridad y con los flancos descubiertos.
El resultado fue una victoria aplastante de los moros y la más que probable muerte de Don Rodrigo. Poco después nuevos contingentes moros desembarcaron en la peninsula.
Pasajes de la Historia de J.A. Cebrián (Edad Media) 'La Batalla De Guadalete'
Batalla de Guadalete 711 |
Sabiéndose fuertes ante el desacalabro de buena parte de la fuerza militar goda, y con el apoyo de la población judía unido a la falta de resistencia de no pocos terratenientes, descontentos con el gobierno godo, las huestes moras no desaprovecharían la oportunidad de extender sus dominios y convertir lo que había sido una alianza puntual con una facción de Agila II, en una frenética campaña de conquista y expansión del islam en la Península Ibérica.
Don Pelayo |
En esta batalla aparecerán nombres como Alqama, jefe militar de la expedición mora, o el obispo de Toledo Don Oppas, hermano del Rey Witiza y tío de Agila II, quien mediará sin éxito para que Don Pelayo deponga las armas.
No hay que olvidar que Agila II y los suyos (witizianos) tenían por "aliados" a los moros, de ahí la intermediación del obispo de Toledo a su favor.
Pasajes de la Historia de J.A. Cebrián "Don Peelayo y la Batalla de Covadonga"
CRÓNICA CRISTIANA
"Pelayo se dirigió hacia la tierra montañosa, arrastró consigo a cuantos encontró camino de una asamblea y con ellos subió a un monte llamado Auseva y se refugió en la ladera de dicha montaña, en una cueva que sabía era segura. Desde ella envió mensajeros a todos los astures, que se congregaron en una junta y lo eligieron príncipe."
Corpus pelagianum |
"Alqama, el dirigente musulmán, mandó entonces comenzar el combate y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Santa Virgen María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos; emprendieron éstos la fuga, se dividió en dos su hueste, y allí mismo fue al punto muerto Alqama. En el mismo lugar murieron 125.000 caldeos."
Crónica Albeldense año 881,
en tiempo de Alfonso III de Asturias.
en tiempo de Alfonso III de Asturias.
Batalla de Covadonga 722 |
"Dice Isa ben Ahmand Al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim Al-Qalbi, se levantó en tierra de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos en Al-Andalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a
Plano Batalla de Covadonga |
Crónica de Al-Maqqari s.XVII
Emisión de la serie radiofónica sobre la Reconquista de José Javier Esparza en el programa "La estrella polar"
Según las crónicas, en su huida los moros serán finalmente derrotados por Gaudiosa la esposa de Don Pelayo. Estando ésta en Cosgaya y ante la posibiliad de que su marido no resistiera el ataque moro, Gaudiosa organizó entre las gentes un ejercito, con pretensión de continuar ella liderando una resistencia contra los sarracenos.
Fue en un lugar cerca de Espinama, lugar que hoy en día recibe el nombre de Campos de la Reina a causa de esta acción, donde los guerreros de Gaudiosa aniquilaron a los restos del ejercito musulmán, que huía de Covadonga.
La Reconquista acababa de comenzar...
Gaudiosa |
Fue en un lugar cerca de Espinama, lugar que hoy en día recibe el nombre de Campos de la Reina a causa de esta acción, donde los guerreros de Gaudiosa aniquilaron a los restos del ejercito musulmán, que huía de Covadonga.
La Reconquista acababa de comenzar...
732 Poitiers - Carlos Martel vence a los musulmanes
El mayordomo de Austrasia (Austria en el texto) Carlos Martel vence a los musulmanes en el camino entre Tours y Poitiers (732)
Carlos Martel en la Batalla de Poitiers 732 |
Después de atormentarse durante casi siete días unos y otros con pequeños enfrentamientos militares, al fin se despliegan en batalla, y en dura pelea, permaneciendo las gentes septentrionales inmóviles como una pared y manteniéndose en bloque como el hielo en época invernal, pasan a espada en un abrir y cerrar de ojos a los árabes. Cuando la gente de Austria, sobresaliente por la robustez de sus miembros y por su vigorosa mano de hierro, mata, hiriéndole en el pecho al rey [Abderramán] que le había salido al encuentro, la noche interrumpe al punto la batalla, y desdeñosamente levantan sus espadas, reservándose para la lucha del día siguiente, al ver la gran extensión del campamento árabe. Por la mañana, saliendo de sus habitáculos, los europeos divisan las tiendas de los árabes… enviaron exploradores y pudieron averiguar que todos los ejércitos islamistas habían huido y que durante la noche, calladamente, en apretada columna habían regresado a su patria.
Crónica mozárabe de 754. Ed. J.E. López Pereira, Zaragoza, Anubar, 1980, pp. 99-101.)
Aceite hirviendo y pedrada limpia en Uncastillo
Uncastillo, Cinco Villas |
Las sierras del Pirineo frenaban su ímpetu antes de remansarse en la llanura; de redondearse en suaves collados; de perder su furor en el ronco son de los torrentes; de olvidar su fiereza ante las tierras amarillas, propicias al cereal y al olivo.
Para llegar a ellas los primeros paladines de la Reconquista hubieron de ir ganando, cota a cota, los puntos salientes de la barrera pirenaica, arrojando a los musulmanes desde la altura al llano, para más tarde ir arrebatándoles las tierras que un día de trágica memoria perdieron ante la cabalgada invasora de las huestes de Tarik.
Uncastillo dominaba, altivo y ceñudo, el paisaje feraz de las Cinco Villas. Antes de que los árabes llegaran a España, antes de que los visigodos se establecieran en la Península, antes de que las hordas bárbaras la hubieran asolado, la fortaleza de Uncastillo presidía desde la sierra de Ayllón las cumbres lejanas de Ujvé y Leiré, cuyos pies baña el río Aragón, y a sus, espaldas las crestas de la sierra de la Peña, subiendo escalonadas hasta perderse en tierras francesas.
Fueron los romanos quienes levantaron la fortaleza de piedras enormes, fuerte y dura como la misma roca que la sustenta; quienes supieron apreciar todo el valor estratégico de esta peña fortificada que defendía los pasos naturales, valles y ríos, que descendían del Pirineo.
Guardaban así las tierras ricas de la llanura de las acometidas de los irreductibles cántabros.
Y era a la vez amenaza para los primitivos pobladores celtíberos, que veían en la terrible fábrica el símbolo y la autoridad del poder de Roma.
Terminaban los años primeros de la Reconquista y los reinos astures y navarros iban tomando forma en las manos cristianas. Los árabes se retiraban a los macizos ásperos de la cordillera Ibérica, a las riberas del Tajo o del Guadalquivir. Las tierras que riegan el Ebro y el Duero comenzaban a erizarse de fortalezas, hitos del valor de los nativos que volvían a sus tierras, abandonadas años atrás en días de sangre y furia. Y de nuevo atalayas donde antes hubo castros, aquellas antiguas fortalezas que una orden de un rey visigodo hizo demoler.
Íñigo Arista |
La hora de la reconstrucción de Uncastillo llegó en el reinado de Sancho Abarca. Los descendientes de Íñigo Arista llevaron sus fronteras más allá de las riberas del río Aragón y opusieron a las incursiones francesas su valor y denuedo. Sancho Garcés de Navarra unió a sus tierras el naciente reino de Aragón, fundado por los Aznar, por su matrimonio con Endregoto de Galíndez.
A partir del siglo IX la fortaleza de Uncastillo es símbolo del poder aragonés, avanzada sobre las tierras fructíferas, vigía de los valles que conducen al Ebro. Como Loarre, como Monzón, como esos castillos aragoneses tallados en la pura roca, peña viva ellos mismos. Y siempre de lejos codiciado por los moros, que veían en él un escalón para dar el salto hacia las tierras de más allá de los Pirineos.
Alfonso I el Batallador alargaba sus dominios hasta las tierras meridionales y levantinas.
Alfonso I el Batallador |
Su matrimonio con la reina castellana, hija de Alfonso VI, le llevan a soñar en una unión ideal de las tierras hispanas, sujetas bajo una fuerte mano. Intrigas y querellas dieron al traste con su idea, que no cuajó hasta siglos más tarde. Y mientras el rey aragonés distraía sus ocios cabalgando por tierras fronterizas, la traición y la asechanza abrieron brechas en su reino.
Hasta las puertas de Uncastillo llegaron los de Mahoma.
Pero los aragoneses, que sabían el valor excepcional de su fortaleza, dirigidos por su alcaide, el rico home don Ximeno Frotín, no llegaron a tener un instante. Cuesta arriba, hasta el castro, llegaron todas las gentes del pueblo con todo lo que podían llevar consigo: comida y grandes piedras; cacharros de cocina y aceite.
Todo el aceite que pudieron acarrear; todo el de la cosecha y el que tuvieran guardado. Y cuando los musulmanes se acercaron encendieron en la gran chimenea una inmensa lumbre y pusieron a tostar el aceite. Los asaltantes rebotaron peñas abajo, corriendo hacia el río para apagar con agua y barro el ardor de sus quemaduras. Por si fuera poco, las mujeres y los niños los cazaban desde la torre a pedrada limpia. Y salieron huyendo para no volver más.
Como en la sublevación de los nobles contra Ramiro II, el Rey Monje: Uncastillo permaneció fiel a
su rey y señor. Y las gentes del poblado tomaron cumplida venganza en la persona de Armando de Lascun, hermano de la vizcondesa de Bearne, que había osado levantar sus estandartes contra el poder real. Al terminar el siglo XV y acabar también las luchas entre las gentes de la misma habla y raza, la fortaleza de Uncastillo, como tantas otras de toda España comenzó a perder poder y valor militar y a desintegrarse al paso de los siglos. Las altivas torres son hoy ruinas caídas, que muestran el esqueleto descarnado de sus arcos de piedra; apenas pueden reconocerse las enormes salas, los departamentos lujosos como la Sala Real o de la Coloquia, donde en 1363 se celebró una entrevista entre Pedro IV de Aragón, el del Punyalet, y Carlos el Malo de Navarra. Allí estuvo Enrique de Trastámara cuando andaba huido de su hermano Pedro.
Ramiro II de Aragón |
Nuevas guerras acabaron con la fortaleza. La de Sucesión vino a rematar muchos castillos españoles. Uncastillo se proclamó partidario del duque de Anjou, y fue el archiduque de Austria quién lo tomó por asalto. Si algo quedó en pie, las invasiones napoleónicas terminaron de rematarlo. Y si sobrevivió torre o piedra, se encargaron los carlistas de su demolición.
La historia triste de tantos monumentos españoles se repite aquí. Uncastillo, todavía, en medio de los riscos imponentes de la Peña de Ayllón, exhibe los muñones informes de sus torres desmochadas, como un recuerdo de lo que antaño fuera una de las más imponentes y mejor defendidas fortalezas de nuestra patria.
Fuente: Dramáticas historias de castillos españoles, José del Castillo
Romances del Rey Don Rodrigo (I)
ROMANCE DE LA CAVA
Amores trata Rodrigo:
descubierto a su cuidado;
a la Cava se lo dice
de quien anda enamorado:
- Mira, Cava; mira, Cava;
mira, Cava que te hablo;
darte he yo mi corazón
y estaría a tu mandado.
La Cava, como es discreta,
en burlas lo había echado;
respondió muy mesurada
y el gesto muy abajado:
- Como lo dice tu alteza,
debe estar de mí burlando;
no me lo mande tu alteza,
que perdería gran ditado.
Don Rodrígo le responde
que conceda en lo rogado.
Que deste reino de España
puedes hacer tu mandado.
Ella hincada de rodillas,
él estála enamorando;
sacándole está aradores
de las sus jarifas manos.
Fuese el rey dormir la siesta
por la Cava había enviado;
cumplió el rey su voluntad,
más por fuerza que por grado,
por lo cual se perdió España
por aquel tan gran pecado.
La malvada de la Cava
a su padre lo ha contado.
Don Julián, que es traidor,
con los moros se ha concertado
que destruyesen España
por le haber así injuriado.
Romancero Español Antología, Ed. Taurus
La tragedia de los muros de Zamora
Casa del Cid - Palacio Arias Gonzalo |
Se llamaba Oceloduro y se miraba en el río. La corriente la cercaba con amoroso abrazo; velaba sueño y la guardaba de enemigos.
Cundo las legiones romanas hollaron con paso fuerte las tierras de la meseta, el poblado celtíbero fue espejo de sus deseos. Allí, en el borde del río macho de Castilla, plantaron sus campamentos, en el cruce de caminos que llevaban a Astúrica y a Emérita Augusta.
Desde lo alto de su roza, Zamora vio pasar oleadas de gentes y civilizaciones. Mil veces derribada y otras tantas vuelta a levantar, su espíritu alienta el calor de los caudillos que la poseyeron. Si celtíberos y romanos dejaron del signo de su tesón y constancia, los invasores bárbaros y más tarde los musulmanes, afilaron sus armas bañándolas en el ronco flujo de las aguas del Duero.
Dice el refrán: “No se ganó Zamora en una hora.”
Sancho II de Castilla |
Cada guerra, cada paso de los conquistadores, suponía una nueva reconstrucción de la ciudad. Almanzor derrocó las piedras nobles, que volvieron a levantarse una a una, y Fernando I la hizo su Corte. Toda la Edad Media vive Zamora en luchas. Sus piedras toman el color de sangre. Y hasta la cinta plateada del Duero es un alfanje afilado que siembra la muerte.
Bellido Dolfos |
Cercada de murallas guarda Zamora en su interior la Casa del Cid. Allí se crio Rodrigo. De allí salió ricamente ataviado a celebrar sus bodas con la agraviada Jimena. Era la casa de los Arias Gonzalo, ayo de los hijos del rey. En ella creció Rodrigo como paje, y de aquella saliera un día para ser armado caballero en la ermita de Santiago.
Siete meses y siete días estuvo cercada Zamora por el rey Sancho. Siete meses y siete días, que terminaron con la muerte del monarca a manos de Bellido Dolfos.
¡Rey don Sancho, rey don Sancho!,
no digas que no te aviso,
que de dentro de Zamora
un alevoso ha salido;
llámase Vellido Dolfos,
hijo de Dolfos Vellido,
cuatro traiciones ha hecho,
y con esta serán cinco.
Si gran traidor fue el padre,
mayor traidor es el hijo.
Gritos dan en el real:
—¡A don Sancho han mal herido!
Muerto le ha Vellido Dolfos,
¡gran traición ha cometido!
Desque le tuviera muerto,
metiose por un postigo,
por las calles de Zamora
va dando voces y gritos:
—Tiempo era, doña Urraca,
de cumplir lo prometido.
Romance Cerco de Zamora
Romance Cerco de Zamora
Pórtico de la Traición/Lealtad |
Por el postigo de la Traición*, cercano a la puerta del Carmen, entró Bellido a la ciudad después de haber dado muerte a Sancho. Y Diego Ordoñez retó a todos los zamoranos a juicio de Dios:
“… Ansí al grande como al chico, y al que está por nacer, y a los muertos y a los vivos y a las aguas y los peces…”
Respondieron al reo Arias Gonzalo y sus hijos. Y la flor de la juventud y nobleza zamorana, los tres hijos de Arias Gonzalo, hallaron la muerte a manos del mantenedor del rey.
Aguardaba doña Urraca las nuevas de la lid.
Fueron tres puñaladas en su corazón las muertes de sus valerosos paladines. Y aunque su hermano Alfonso la declarara más tarde libre y reina de la ciudad, la señora de Zamora guardó luto eterno por sus defensores y peno por la defección de Rodrigo, su compañero de juegos, ahora uno de los partidarios más decididos de su hermano Sancho.
Pero no acabo ahí la historia de Zamora. El alcázar castellano guarda entre sus muros otra leyenda heroica y cruenta, aunque menos conocida que la de Guzmán el Bueno. Alfonso López de Tejada no arrojó el puñal desde arriba de la muralla para que matara a su hijo, no pronunció una frase que se hiciera famosa, pero él y su esposa presenciaron cómo sus tres hijos, de corta edad, morirán apuñalados sin compasión.
Zamora en tiepos de la I Guerra Civil Castellana
Pedro I Enrique II |
Las luchas entre los partidarios de Enrique II de Castilla y los de su hermano Pedro I de Castilla habían llegado a su extremo. Era en 1331 cuando Trastámara, en compañía de su amigo Duguesclin, dio con su ejército sobre Zamora, que mantuvo pendones por el difunto Pedro. Por traición del arcediano Tenorio entraron en la ciudad los enriquistas. No pudiendo apoderarse del castillo, apresaron a los tres hijos del alcaide y los degollaron en su presencia, al negarse López de Tejada a entregar la fortaleza.
Todavía algún tiempo duró la heroica resistencia. Agotadas las provisiones, cercados hasta no poder proveerse ni de agua, cercado el río e impedidos los accesos, una noche, los escasos defensores que quedaban salieron a rastras por un portillo, ganaron la raya del río y se encaminaron a Portugal. Cuando los sitiadores se dieron cuenta ya estaban lejos. Y tomaron un castillo lleno de cadáveres, pues raros fueron los que pudieron resistir el largo asedio.
Al subir al trono Felipe V, dio orden de restaurar la primitiva fortaleza dotándola de armas modernas. Las antiguas aspilleras de los ballesteros fueron agrandadas para dar paso a las bocas de los cañones y bombardas.
Cayeron lienzos enteros y se levantaron nuevas murallas. Se cegaron y tapiaron ventanas y portillos y se abrieron nuevos huecos, que respondían a otro sistema de guerrear. El castillo se trasformó una vez más en guardián imponente de la ciudad, que se encrespa en su fortaleza, respaldada por el Duero.
Zamora |
Toda la Historia de España alienta en sus muros, y en el claro espejo del río se mira airosa. Las murallas de la ciudad están amasadas con sangre castellana, y en los brillantes atardeceres el sol pinta reflejos de cobre y oro, como las ricas preseas de sus reyes y nobles, como las armas valientes de sus defensores, que hicieron de Zamora ejemplo de noble valor y lealtad.
* también conocido como el portillo de la lealtad por quienes interpretan la acción de Bellido Dolfos como un acto de lealtad hacia su reino, contra los intereses de Sancho II de Castilla.
Fuentes:
Dramáticas historias de Castillos Medievales, Jose del Castillo Ed. G.P-Barcelona
Dramáticas historias de Castillos Medievales, Jose del Castillo Ed. G.P-Barcelona
Romance Cerco de Zamora
GAUDIOSA, la Reina guerrera
Gaudiosa, la Reina guerrera |
Gaudiosa significa "gozosa" o como lo interpretan algunos clérigos, "agradable a Dios".
La Crónica Sebastianense año 880 se refiere a Gaudiosa como la mujer del Rey Pelayo, por lo tanto sería la primera reina de Asturias si consideramos a su esposo como el primer rey asturiano.
Nacida en la comarca de Liébana concretamente en Cosgaya, se cree que fue de ascendencia astur y no goda.
Tuvo dos hijos con Don Pelayo, Ermesinda quién fuera la esposa de Alfonso I de Asturias, y Favila Rey de Asturias que sucedió a Don Pelayo a la muerte de éste.
Según la leyenda, Don Pelayo y Gaudiosa se conocieron en un mercado de ganado años después de la derrota de Don Rodrigo en Guadalete 711.
Hay que recordar que la presencia de Don Pelayo en zona astur se explica tras la huida primero a Toledo y después al norte de la península, de los supervivientes de la facción goda de Don Rodrigo, derrotada por los musulmanes en la Batalla de Guadalete en 711. No obstante la vinculación de Don Pelayo con el norte peninsular venía de lejos ya que su padre, Favila, fue el dux visigodo (Duque) de la zona de Cántabria.
Gaudiosa, la Reina guerrera
Volviendo a Gaudiosa, la tradición nos cuenta que mientras Don Pelayo y los suyos preparaban la revuelta en las inmediaciones del monte Auseba contra la expedición punitiva de Alqama, que fue enviada por Munuza, el gobernador moro de Gijón. Gaudiosa aguardaba en Liébana pero lejos de quedarse esperando buenas nuevas, decidió organizar un núcleo de resistencia entre los lebaniegos y estar preparados ante lo que pudiera pasar en Covadonga.
Así las cosas, las noticias fueron llegando desde Covadonga, un día se supo que a Don Pelayo le habían proclamado Rey subiéndolo sobre su escudo, como marcaba la tradición.
Pocos días después un pastor llevó la noticia de que las tropas sarracenas marchaban en retirada, fue entonces cuando Gaudiosa encabezando a un pequeño contingente de lebaniegos salió en busca de los caldeos. Querían aprovechar la ocasión para asestar un golpe definitivo a los musulmanes, su conocimiento del terreno y la baja moral sarracena propiciaron que cerca de Espinama, lugar que hoy en día recibe el nombre de Campos de la Reina a causa de esta acción, los guerreros de Gaudiosa aniquilaran a los restos del ejército musulmán, que huía de Covadonga.
Sta. Eulalia de Abamia |
Esta hazaña procuraría años de relativa calma en las tierras del norte de la península y enviarían un mensaje claro de resistencia frente al musulmán, prueba de ello fue el intento de huída de Munuza de Gijón a León, que acabó en tragedia para éste.
Poco más se sabe de Gaudiosa, que moriría no mucho tiempo después que Don Pelayo, ambos serían enterrados en la Iglesia de Santa Eulalia de Abamia. Sus restos junto a los de Don Pelayo serían trasladados a Covadonga por Alfonso X.
Tumba de Gaudiosa, Don Pelayo y su hermana en Covadonga |
Gaudiosa y Don Pelayo, junto a cientos de astures, cantabros, godos y cristianos anónimos de la antigua Hispania, habían marcado en Covadonga y Campos de la Reina el camino a seguir para la furuta Reconquista.
Don Pelayo, el precursor de la Reconquista
Rey Rodrigo - DON PELAYO - Rey Favila
Don Pelayo 718 - 737 |
Más allá del mito, Don Pelayo es sin duda alguna el paradigma de la Reconquista, una figura relevante de la cúpula dirigente visigoda que participó en las luchas por el poder que acabaron con la hegemonía visigoda en la Península Ibérica a manos del pujante califato de Damasco.
La Historia le ha otorgado el papel de caudillo y adalid primigenio de la Reconquista, la cual no hubiera sido posible sin el sustrato visigodo, heredero de la Hispania romana.
Podemos hacernos una idea de la importancia de sus actos atendiendo al desprecio con el que se refieren a él las crónicas musulmanas:
"Un despreciable bárbaro, cuyo nombre era Belay. Se alzó en las tierras de Galicia y, habiendo reprochado a sus compatriotas su ignominiosa dependencia y huida cobarde, comenzó a excitar en el ellos los deseos de vengar las humillaciones, y expulsar a los musulmanes de las tierras de sus padres."
Crónica de Al-Maqqari
Favila, Conde de Cantabria |
LA FAMILIA DE DON PELAYO
Así tenemos a un Don Pelayo, hijo de Favila Conde Cantabria, nieto del Rey Chindasvinto, sobrino del Rey Recesvinto y primo del Rey Don Rodrigo cuyo padre fue Teodofredo.
¿ESTUVO DON PELAYO EN JERUSALÉN?
Algunas fuentes sitúan a Don Pelayo en tierra Santa junto a un caballero llamado Zeballos, según afirma el Padre Mariana en su Historia de España, aún existían en el siglo XV, en el pueblo de Arratia (Vizcaya) los bordones de Don Pelayo y sus compañeros, que habían usado en su peregrinación a Tierra Santa.
Don Pelayo |
JEFE DE LA GUARDIA PERSONAL DEL REY DON RODRIGO
Pelayo fue nombrado jefe de la guardia personal del Rey Rodrigo cuando éste arrebató el trono a los herederos del Rey Witiza, quien años atrás había acabado con la vida de los padres de Pelayo y Rodrigo.
Estas disputas por el poder explicarían la aparición en escena del Conde Don Julián y la posterior traición de los witizianos en la Batalla de Guadalete año 711, donde Pelayo luchó al lado de su primo el Rey Rodrigo.
DON PELAYO HUYE A TOLEDO
Con Rodrigo desaparecido en combate tras la derrota en Guadalete, Pelayo y los suyos huyeron a Toledo, capital del reino visigodo, donde no permanecerían mucho tiempo, la amenaza musulmana hizo que escaparan al norte de la península.
En esta nueva huida les acompañará Urbano, arzobispo de Toledo, quien custodiaba numerosas reliquias, entre ellas la vestidura entregada por la Santísima Virgen a San Ildefonso, y las obras de San Isidoro, San Ildefonso y Juliano.
REHÉN EN CÓRDOBA
El siguiente episodio en el que aparece la figura de Don Pelayo, es alrededor de 716, cuando el gobernador moro Munuza, instalado en Gijón, pretendió la mano de su hermana.
Poco tiempo después Pelayo, sería enviado a Córdoba como rehén, debido a su condición de noble, para garantizar así el pago de impuestos a los sarracenos. Un año duró el cautiverio de Pelayo, ya que logró escapar y regresar a su tierra natal, Asturias.
LA BATALLA DE COVADONGA
A su llegada, Pelayo encontrará un clima propicio para la revuelta contra el yugo musulmán, en 718 será nombrado Rey y la confrontación con las tropas moras encabezadas por Alqama no se hará esperar.
La Batalla de Covadonga sería el próximo capítulo en la vida de Don Pelayo, donde 300 asnos salvajes hicieron frente a 20.000 según las crónicas cristianas.
Según la leyenda:
"Antes de la Batalla, a Don Pelayo se le abrieron los cielos mostrando el antiguo pendón bermejo de los godos, estandarte perdido en la batalla de Guadalete. Tras esta visión Don Pelayo tomó dos palos de roble y los unió formando una cruz que enarboló durante la posterior batalla."
Tras la derrota musulmana en Covadonga y su posterior descalabro en Cosgaya a manos de Gaudiosa, Munuza el gobernador moro de la zona, trató de huir a León, pero nuevamente los caldeos fueron interceptados y Munuza junto a muchos de los suyos, perdió la vida.
Con el aliento de la victoria de Covadonga muchos cristianos se unieron a Pelayo, entre ellos estaría el futuro Alfonso I de Asturias. Algunas crónicas sitúan a Pelayo al frente de un contingente de 8.000 infantes y 150 caballos que desde Cangas de Onís se dirigió a la conquista de León.
Otras fuentes señalan que la reconquista de León fue llevada a cabo por el yerno de Don Pelayo, Alfonso I de Asturias.
Don Pelayo agotaría sus días luchando por fortalecer las fronteras del incipiente reino de Asturias. En 737 fallecería en Cangas de Onís, donde tenía su corte, recibió sepultura en la iglesia de Santa Eulalia de Abamia y posteriormente fue trasladado, por orden de Alfonso X a la Santa Cueva de Covadonga, donde actualmente reposan sus restos junto a los de su esposa Gaudiosa y su hermana.
Lápida de Don Pelayo en Covadonga |
"AQVI YACE EL SEÑOR REY DON PELAIO, ELLETO EL AÑO DE 716 QUE EN ESTA MILAGROSA CUEBA COMENZO LA RESTAVRACION DE ESPAÑA BENCIDOS LOS MOROS; FALLECIO AÑO 737 Y ACOMPAÑA SS M/gEr Y ErMANA"
Muerte de Favila, por Lorenzo de Sepulveda
Capitel San Pedro de Villanueva |
Muerto era ese buen rey,
Don Pelayo era llamado ,"
Que ganó de lo perdido
Por Rodrigo desdichado.
Enterráronlo dentro en Cangas,
Su hijo heredó el reinado;
Don Favila se llamaba ,
Nieto del otro preciado.
Dos años lo tiene no mas,
Porque era muy liviano;
Amaba mucho la caza,
Mas que conviene á su estado:
Corriendo la montería
Un gran oso habie hallado;
Matarle quieren los suyos;
Favila les ha mandado
Que ninguno mate al oso,
Que é1 solo quiere matarlo.
Luego arremetió con él,
A los brazos han llegado;
Mas por la su desventura
El oso lo habie matado.
Romances nuevamente sacados de historias antiguas
de la cronica de España compuestos por Lorenzo de Sepulveda
de la cronica de España compuestos por Lorenzo de Sepulveda
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Historia de los Exconxuraos y trailer de su película
El primer fin de semana de Julio se celebran en Llanera Asturias Los Exconxuraos
Historia de los Exconxuraos:
El evento se basa en un hecho histórico un documento publicado por la Universidad de Oviedo “Asturiensia Medievalia” y publicado por Juan Ignacio Ruiz de la Peña.
En el cuenta que sobre el año 1408, sin que podamos fijar la fecha exacta, los vecinos del Concejo de Llanera, sujetos al señorío jurisdiccional de la sede episcopal ovetense, cansados de soportar los “agravios e sinrazones” que recibían “de algunos comenderos de Don Guillén”, obispo a la sazón se declaran en abierta rebeldía contra su autoridad. Como consecuencia de ello se les imponen las graves penas canónicas típicas de estos casos, pronunciando sentencia de excomunión y entredicho sobre los moradores del concejo rebelde y todo su territorio. Los de Llanera, haciendo caso omiso de la coacción abandonan su postura manteniendo con firmeza la rebeldía por espacio de cuatro años.
Durante 4 años, los vecinos estuvieron sin misas y sin entierros, pero no abandonaros sus posturas.
El 17 de febrero de 1412, fallecía en Oviedo D. Guillén. y toma poder el leonés Diego Ramírez de Guzmán, El 26 de junio, reunidos el Dean y el cabildo de la Iglesia ovetense, confieren plenos poderes a Alvar Fernández arcediano de Tineo, Alvar Pérez, chantre, y Alvar Fernández, canónigo y bachiller de decretos, para que en su nombre y “con consello e acuerdo” del vicario general del nuevo prelado en la administración espiritual y temporal de la Iglesia y obispado de Oviedo adaptasen las medidas encaminadas a poner fin a las tensiones existentes entre el obispo, Dean y cabildo, de otra parte.
La Sombra Sacrílega del Castillo de Gauzón
El Peñón de Raíces, donde se asentaba el Castillo de Gauzón |
El castillo ya no existe. Ni siquiera las piedras quedan. Una maldición cayó sobre la fortaleza. y a su conjuro las murallas se volvieron polvo y cayeron las torres altivas, que erguían su testa a orillas de un mar proceloso; no quedó ni el recuerdo. Sólo las consejas de las buenas gentes, que se santiguaban si la noche les sorprende en los lugares donde dicen que el castillo estuvo. La sombre del sacrílego vaga aún por los contornos, y su gemido en la noche se funde con el bramido del viento y del mar.
Fue en Navidades cuando se preparaba la boda de doña Elvira, la hija de los condes de Gauzón, con Alfonso de Benavides. Las fiestas de la boda se presentaban alegres. Todo era ir y venir, engalanar salones, alojar invitados. Los nobles de León, y Galicia, los de Vasconia y Navarra, habían acudido al convite desde sus lejanas tierras. La hora fijada para el enlace era la medianoche.
Planta del Castillo de Gauzón |
Una terrible pasión consumía el pecho del sacerdote. Había jurado que Elvira, a la que amaba desde mucho tiempo atrás, no sería de nadie. Y esa noche era la de sus bodas, y un hombre compartiría con el ella su lecho y su mesa.
Desesperado, concibió el más horrible crimen, y envenenó las hostias de la Comunión que iba a dar a los contrayentes.
Tras la boda, la cena. Las fuentes llenas de caza, de empanadas y rellenos, de pescados y dulces. La alegría en torno a los novios, que pronto palidecieron y cayeron muertos. No tardó en seguirles el sacerdote, que confesó su crimen y su arrepentimiento antes de morir. Y la fiesta de la boda se tornó en duelo.
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